. Cuando hay voluntad no existen límites. Roseana Cáceres Ccayhuari (26), una humilde mamita que cursa el quinto año de secundaria, comparte un viejo celular con su hijo Brayan (10), para llevar sus clases virtuales en plena pandemia.

La joven madre, que vive en San Juan de Lurigancho, contó que el 2009 dejó el colegio al quedar embarazada. “Estaba en tercero de secundaria. No tenía con quién dejar a mi hijito, acá no tengo familiares. El año pasado decidí volver”, señaló la apurimeña Roseana, alumna del Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA) del Ministerio de Educación.

A las 6 de la tarde se conecta a sus clases. “Los profesores nos mandan las tareas por WhatsApp y las hago hasta la amanecida para que mi hijo, que está en cuarto de primaria, use el celular de día”, indicó.

SIN COMPUTADORA

Añadió que no cuenta con internet, laptop ni computadora, y a veces se le complica, pues su teléfono está con la pantalla rajada. Para conectarse, usa el wifi de su vecina.

El sueño de Roseana es ser profesora de inicial. “Quiero ayudar a los niños. Mi esposo Edgar (31) es mototaxista y me apoya en esta meta”, finalizó.

SEPA QUE...

  • El año pasado, Roseana quedó en el segundo puesto de su salón.
  • Prepara ollas comunes con siete mamitas para 100 vecinos. Para ayuda, llame al 918-380-694.

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