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En momentos que bebía licor y se divertía con dos amigos en una tienda, un hombre fue acribillado de cinco balazos por un sicario que huyó en una motocicleta. El crimen ocurrió en la urbanización La Capilla, en , a las 11 de la mañana de ayer, y la policía sospecha que el móvil del asesinato se trate de un ajuste de cuentas porque no hubo robo.

El homicidio de Raúl Charca Quispe (42) se produjo cuando conversaba y libaba sin preocupación alguna con sus acompañantes en una tienda en la avenida Andrés Avelino Cáceres, manzana G3, lote 1, en dicha zona de Puno.

Según los testigos, en ese instante llegó una moto lineal con dos hombres. El copiloto descendió y caminó hasta la mesa en donde bebía Charca Quispe a la vez que le disparaba ante el horror y desesperación de los demás asistentes. Aún mal herido, el infortunado intentó salvarse y a duras penas entró a la bodega y se ocultó detrás del mostrador, pero su suerte estaba echada, pues el criminal lo alcanzó y le disparó hasta impactarle un tiro en la cabeza. Al verlo sin vida, el sicario huyó en la moto con su cómplice.

NUEVE BALAZOS

Al lugar llegó la policía, serenos y peritos de criminalística de Puno que hallaron en la escena nueve casquillos. “El sujeto fue acribillado a quemarropa, no le robaron nada y tampoco discutió con su asesino. El sicario llegó a bordo de una moto lineal junto a otra persona, se acercó a la mesa donde tomaba cerveza la víctima, sacó su arma y disparó nueve veces siendo impactado por cinco proyectiles”, señaló un agente.

Asimismo, los peritos de Puno recogieron casquillos de bala, además tomaron muestras de huellas en las botellas e interrogaron a la dueña de la tienda, quien habría manifestado, que los dos amigos del occiso que bebían con él desaparecieron como ‘por arte de magia’.

El cadáver de Raúl Charca Quispe fue trasladado a la morgue del Ministerio Público de Juliaca, en Puno, en donde se realizará la necropsia de Ley.

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