, pues no podían realizar sus actividades con normalidad y tuvieron que quedarse ‘encerradas’ en casa. Sin embargo, hay mamitas que le dieron la vuelta a esta situación y plasmaron sus vivencias en cuentos infantiles que ellas mismas escribieron con la ayuda de sus familias.

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Una de ellas es Duley Pizarro Soto, quien formó parte del Programa Comunitario CIB de la Fundación Baltazar y Nicolás, cuyo objetivo es apoyar el desarrollo integral de familias en zonas vulnerables. Esta mamita de Jicamarca escribió ‘La niña que se cuidaba’, un cuento que hizo con el apoyo de su pequeña hija Gabriela y su esposo.

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“Me animé a participar en esta iniciativa de la fundación porque me pareció interesante. Además, era una forma de entretenernos y mostrar qué hacíamos en casa para cuidarnos del virus y no contagiarnos. Estoy muy feliz y orgullosa con el resultado. Nunca imaginé tener un libro que llevara mi nombre. Las ilustraciones que le pusieron son muy lindas. Ahora se lo leo todos los días a mi pequeña”, cuenta con entusiasmo Duley.

Este cuento se puede adquirir a través de la web . Los fondos que se recauden permitirán ayudar a más familias en estado de vulnerabilidad, especialmente, aquellas que cuenten con una madre gestante o con niños hasta los 3 añitos de edad.

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Como parte de la campaña navideña, ella y sus alumnas han confeccionado con crochet diversos muñecos, coronas de adviento, tapetes e individuales para la mesa. Estas clases son gratuitas.

Desde el 2019, la señora Victoria viene enseñando gratuitamente en el Centro Cultural de Ate y, hace unos dos meses, recién ha empezado con las clases presenciales. Foto: Trome.
Desde el 2019, la señora Victoria viene enseñando gratuitamente en el Centro Cultural de Ate y, hace unos dos meses, recién ha empezado con las clases presenciales. Foto: Trome.

no ha impedido que Victoria Raza Sáez (65) siga dictando su taller de tejido a crochet, ella y empezar a usar plataformas digitales como Zoom. No fue sencillo, pero tampoco imposible porque siempre se ha caracterizado por ser una mujer decidida, fuerte y con muchas ganas de enseñar a los demás.

Llevo casi 30 años enseñando a tejer con crochet, empecé a darle clases a las esposas de los mineros en La Oroya. Luego vine a Lima y seguí con esta labor porque me di cuenta que hay muchas mujeres que tienen las ganas de aprender este arte para confeccionar diferentes cosas y venderlos, y, de esta manera, tener un ingreso de dinero más en la casa”, cuenta doña Vicky, como cariñosamente la llaman sus alumnas.

Desde el 2019, la señora Victoria viene enseñando gratuitamente en el Centro Cultural de Ate y, hace unos dos meses, recién ha empezado con las clases presenciales. Como parte de la campaña navideña, ella y sus alumnas han confeccionado con crochet muñecos, coronas de adviento, tapetes e individuales para la mesa.

“Mis chicas son muy empeñosas y creativas, eso me motiva a enseñarles más cosas. Por eso, ahora estamos haciendo manualidades más elaboradas con crochet. Varias de ellas son madres solteras y quieren aprender más para emprender y sacar adelante a sus hijos”, expresa esta noble maestra que también quiere enseñar a tejer prendas de vestir.

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