D’Garibay, casi 60 años de raspadillas en La Victoria
D’Garibay, casi 60 años de raspadillas en La Victoria

Por Eduardo Abusada Franco


Muchos años después, frente su vieja máquina para hacer raspadillas, don José Antonio Doria Garibay, había de recordar aquella tarde remota en que su madre lo llevó a conocer el hielo.

Tomo prestado el inicio de la novela cumbre de García Márquez para imaginar lo que sintió don José cuando su madre Graciela le mostró como el hielo sólido se transformaba, bajo la magia de una vieja máquina de hierro, en una nieve suave, que luego tomaría brillosos colores y dulces sabores. Fue así, que hacia 1960, se inicia el largo romance de los Garibay con las raspadillas.

Desde aquel año se mantiene la tradición de doña Graciela. La receta secreta de los jarabes para endulzar el hielo hecho nieve, donde abunda la fruta natural, se mantiene invariable y siempre los mismos sabores: Fresa, lúcuma, tamarindo y, el célebre coco con leche, que a juicio de este huariquero es el sabor estrella de la casa y también el más pedido.

Desde entonces, los Garibay abren cada año a finales de diciembre hasta aproximadamente el 1° de mayo, los meses de más calor. Antes del local en que están actualmente, estuvieron 18 años en la Av. Palermo y al inicio en el barrio de El Porvenir. Siempre en La Victoria, insigne distrito huariquero del cual ya hemos reportado en este espacio el poderoso cebiche de.

Personalmente, lo usual es que prefiera una cremolada a una raspadilla. Justamente hace unas semanas les recomendaba la exquisita pero la raspadilla D’Garibay hace que todo lo que uno conoce sobre este nevado dulce sea nada. Una vez probada, tus fundamentos sobre lo que debe ser una raspadilla serán cosas de niños, pues con Garibay se conoce una verdadera ciencia de la raspadilla.

A diferencia de otras, el hielo es muy finito, casi como algodón. Se sigue raspando de manera artesanal, solo con la fuerza mecánica del hombre y con la misma máquina con que empezó la fundadora hace casi 60 años. Tal vez el secreto de tal artilugio esté en las muy afiladas cuchillas de cobalto aceradas. Estas raspan el hielo apenitas, saliendo casi como un polvo.

Asimismo, se raspa porción por porción, de manera tal que nunca se guarda el hielo ya raspado, evitando así que se vuelva a solidificar perdiendo su suavidad. A veces vemos que en las playas los que venden raspadillas tienen el hielo raspado guardado en coolers, lo que hace que se ponga muy áspero. Por cierto, el hielo que usan en este huarique es uno especial tratado para consumo humano. Es decir, no te vas a enfermar nunca acá.


Pero las nievas de Garibay son solo la mitad. Los jarabes de fruta hacen el resto. No son tan dulces, melosos y pegajosos como en las raspadillas habituales (por eso prefería las cremoladas), sino que son una suerte de jugo de frutas dulce y de cierto espesor, que al contacto con el hielo encuentran su par ideal. Pedí la de coco con leche combinada con lúcuma. Fue una buena elección. No he probado en ningún otro lado raspadilla de coco.
Y así, dejamos las raspillas hasta el próximo viernes, querido huariqueros. A ver qué bravos huariques encontramos la siguiente semana.

DATOS ÚTILES
- Huarique: Raspadillas D’Garibay
- Dirección: Av. Las Américas 151, La Victoria. A media cuadra de llegar a la Vía Expresa.
- Plato recomendado: Raspadilla de coco con leche y lúcuma.
- Precio: Vaso a 4 soles; y táper de medio litro a 5 soles. Y a 10 soles el táper de 1.10 litros.
- Horario: De 9:30 am a 6 pm.

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